21 feb'14

La clave y los trucos de la comunicación mediante gestos

Hay una broma que se suele hacer cuando se quiere dejar en evidencia una contradicción y es la de afirmar algo al hablar y con un gesto expresar exactamente lo contrario. Por ejemplo, cuando se le pregunta a alguien “¿Vendrás a ayudar?” entonces pícaramente responde “¡Sí!”, mientras su cabeza lo niega moviéndose horizontalmente.

La gracia es que lo que se afirma con la boca se niega con el cuerpo… y todos interpretan que la verdad la está expresando el cuerpo, no la palabra.

A menudo ocurre lo mismo en nuestras interrelaciones con los demás. Esa contradicción se puede ver en discursos, en negociaciones, reuniones, entrevistas, o simplemente tomando un café con alguien.

A veces, no sabemos expresar muy bien por qué, algo no nos “huele bien” en una negociación en la que, en teoría, estamos escuchando lo que queríamos oír. Sin embargo, algo no termina de convencernos.

Otras veces, nos creemos todo lo que nos dicen, aunque a la hora de la verdad, resulte todo un engaño.

Los expertos afirman que en torno al 93-95% de nuestra comunicación es no-verbal. Es decir, “hablamos” más con nuestro cuerpo que con nuestra boca. Sin embargo, no somos tan expertos a la hora de interpretar el lenguaje del cuerpo. Eso nos hace tomar decisiones erróneas.

Por ejemplo, un vendedor después de explicar las ventajas de su producto, decide que es el momento de cerrar la venta porque su interlocutor sonríe y asiente… sin embargo, no se ha percatado de que tiene los brazos cruzados y los pies orientados a la salida, dando una clara señal corporal de que no está convencido, ni dispuesto a comprar aún.

A los políticos y a personas públicas se les suele entrenar para que su lenguaje corporal no contradiga lo que dicen sus palabras.

Si desea expresar sinceridad, sabe que debe llevarse la mano abierta al pecho. Si quiere transmitir seguridad en su discurso, se sitúa bien anclado en el suelo con ambas piernas un tanto abiertas. Si quiere aparentar atención, dirige su cuerpo hacia quien le habla, lo inclina levemente hacia adelante, entorna un poco la cabeza hacia la izquierda, entrecierra un tanto los ojos, mirando a los de su interlocutor… aunque le interese un pimiento lo que le esté contando. Pero la persona creerá que le está prestando mucha atención porque su cuerpo se lo está diciendo.

Saber leer los gestos es indispensable, tanto para interpretar lo que de verdad nos dicen, como para expresar totalmente lo que deseamos.

En esto hay una clave, que es la esencia de todo. Y luego multitud de trucos para aparentar que se tiene la clave.

LA CLAVE.

La auténtica clave para que el cuerpo transmita lo que se desea expresar es SENTIR. Cuando sentimos algo de verdad, el cuerpo naturalmente sigue al sentimiento o la emoción y lo traduce en gestos.

Gestos que proyectan una sonrisa con los labios y los ojos; abrazos que abarcan sin incómodas palmaditas; piernas o brazos cruzados o abiertos según el sentimiento; manos estrechadas con seguridad y aprecio; manos abiertas que van al pecho; inclinaciones, direcciones, microgestos… todo aflora con naturalidad si no intentamos disimular los verdaderos sentimientos.

Volviendo al ejemplo anterior, si un político quiere convencer de que es sincero sin que sus gestos lo traicionen, lo que debe hacer es sentir con sinceridad y sus palabras coincidirán con su cuerpo con una naturalidad aplastante.

LOS TRUCOS.

Todo lo demás, todos los “tips” sobre el lenguaje del cuerpo, no son otra cosa que la observación de “la clave” y su imitación o lectura.

¿Quieres comprobarlo? Lo único que debes hacer es observarte a ti mismo. Fíjate cuando estés con un amigo o amiga a quién quieras de verdad. Toma nota de cómo está tu cuerpo, hacia dónde se orientan tus pies, cuales son tus gestos, cómo sonríes, cual es el tono de tu voz, etc.

Luego, obsérvate a ti mismo cuando estés con alguien por quien sientes rechazo o te provoca incomodidad.

Te darás cuenta de inmediato de que tu cuerpo habla con claridad aunque hayas aprendido a disimular.

Los trucos te permitirán aparentar, sacar ciertas ventajas, descubrir si te dicen la verdad o si hay algo sospechoso, pero no dejan de ser eso, “trucos”. Útiles, pero trucos al fin.

Te damos algunos.

Liderar una negociación.
Si quieres demostrar seguridad y llevar la voz cantante en una negociación, debes ser el primero en saludar y en hablar. También debes concluir la conversación en la despedida.

Transmitir empatía.
Para que tu interlocutor sienta que empatizas con él, asume sus mismas posturas con delicadeza, sin que sea evidente. Si su mano descansa en el reposabrazos de la silla, haz tú lo mismo, si se inclina hacia adelante, hazlo tú también. Vas a notar cómo siente que tú estás en su misma onda.

Seguramente pienses que esto es un intento de manipulación, y si es algo que no sientes, es posible que lo sea. Pero, en realidad, es lo que hacemos cuando sentimos de verdad. Si estás con un amigo tomando una cerveza y el se reclina hacia atrás y abre los brazos recostándolos en el respaldo del sofá, es muy probable que tu hagas lo mismo de forma inconsciente, porque tenéis empatía.

Parecer atento.
Ya te hemos hecho la descripción en el ejemplo del político. Toma nota, y observa si cuando estás atento de verdad no tienes esa postura.

Demostrar que estás abierto y cooperante.
Si quieres darle la sensación a tu interlocutor de que deseas cooperar y estás abierto a negociar, exprésate con gestos en los que se vean las palmas de tu mano abiertas hacia arriba.

Transmitir convicción en lo que dices.
Para que parezca que estás muy seguro de lo que dices, dirige tus palmas abiertas al suelo, y acompaña subiendo y bajando en esa postura lo que estás afirmando.

Expresar sinceridad.
Si quieres que una de tus frases se perciba especialmente sincera y convincente, lleva una mano abierta a tu pecho y déjala allí un momento.

Si dices: “Yo creo en el éxito de este negocio”, será percibida como más auténtica si utilizas ese gesto.

Son inacabables los “trucos”, porque es inacabable todo lo que expresan nuestros gestos. Pero si todos ellos se hacen sin sentimiento, pueden quedar un tanto “ortopédicos”. Aunque algunos practican tanto los gestos sin sentirlos, que logran parecer naturales. No obstante, alguna cosa siempre les delatará si estamos muy atentos.

¿Quieres conocer todos los trucos? Obsérvate cuando sientes de verdad. Y observa a los demás. El cuerpo tiene su propio lenguaje. Estar atento a él te ayudará a comunicarte con mucha más elocuencia.

Por algo los grandes actores dicen que su mejor escuela es observar a la gente y conocerse por dentro. Cuando logran unir el sentimiento a su interpretación gestual, es cuando surgen las obras maestras.

Fernando Seco Marrone
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