La Chistera de los Contenidos existe
Era fascinante. Aquel mago sacaba de su chistera una infinita retahíla de cosas. Un pañuelo y 20 más. Una paloma, dos, tres… siete. Tres bastones. Seis pelotas. Dos conejos. Un muñeco. Una guitarra. Y cuando ya se pensaba que era imposible continuar extrayendo más artilugios de aquel estrecho sombrero, surge una mano y tras ella una espectacular dama que provoca un…
–¡Oooooooh! Pero ¿cómo lo hace?
Cuántos bloggers, escritores, empresas y generadores de contenidos desearían tener una chistera así. Especialmente cuando las fechas de cierre se acercan y tienen que redactar ¡ya! entonces se preguntan “¿pero de qué diablos hablo esta vez?”
La buena noticia, es que la chistera de los contenidos existe. Está a tu alcance y aquí te damos las claves para que te conviertas en el mago capaz de extraer de ella contenidos a raudales. Tu problema no será qué escribir, si no, cómo escribir todas las ideas que tendrás.
El secreto está en una serie de hábitos que son los que convierten a tu cabeza en una chistera que ¡PUASH! no deja de hacer brotar ideas de contenidos.
Aquí van:
• Lleva siempre una jaula contigo. Leíste bien ¡una jaula! Porque resulta que las ideas son extremadamente escurridizas y así como aparecen, desaparecen. Si esperas a que sea la hora de sentarte plácidamente en tu escritorio para recuperar esa brillante idea que tuviste mientras hacías cualquier otra cosa (la mayoría de las ideas surgen así), verás que con toda probabilidad se te ha ido.
Hay jaulas de todo tipo. Para unos su jaula es una libreta que la deja al lado de la cama por si debe cazar una idea en la madrugada. Luego se la lleva a correr, a tomar un café o cualquier sitio donde vaya.
Para otros la jaula es una aplicación en su smartphone o su tablet, o un boli y papeles sueltos que siempre lleva consigo. En realidad, da igual lo que sea, lo importante es que esa idea quede capturada para que, llegado el momento, pueda ser recuperada y procesada.
• Levanta ese trasero del sofá. La comodidad es el mayor veneno para las ideas. Si siempre te quedas dando vueltas por los mismos sitios, los mismos libros, las mismas películas, las mismas personas, las mismas webs ¿no crees que quedarás atrapado en las mismas ideas?
Vete de safari a buscar cosas que te incomoden. Mira películas que no mirarías, lee libros que no leerías, conversa con gente ajena a tu círculo, viaja, saluda a un desconocido en la calle, dile un piropo a una mujer o a un hombre. De esas incursiones es cuando suelen surgir las grandes ideas para contenidos excelentes (no olvides llevar tu jaula).
Por ejemplo, la idea de uno de nuestros artículos surgió cocinando. Como teníamos la jaula, no se perdió y pudimos escribir la receta de “creatividad a la lasagna”
• Huye del mundanal ruido. Lo que has cosechado en el safari y atrapado en tu jaula, ahora debes procesarlo. Es momento de desenchufarte. Apaga el teléfono, no consultes el email, no leas las noticias, tómate un tiempo a solas contigo para que tus neuronas se interconexionen y las ideas empiecen a aterrizar.
• Tic-Tac, Tic-Tac. Pon el cronómetro en marcha. La mente tienen una especie de “reloj biológico” que si la programas para que dentro de X tiempo tengan que tener una tarea resuelta, hace que todo fluya para que llegado el momento, la tarea esté cumplida.
Al principio quizás te cueste más y te pases del tiempo fijado, pero a medida que entrenes verás que las cinco horas iniciales pasan a ser cuatro, tres o menos. ¿No te lo crees? Ponlo a prueba y nos cuentas.
• Sé un rockero escribiendo y un relojero corrigiendo. Caca, pedo, pipí ¿sientes que debes escribirlo? Pues escríbelo. Desmelénate al redactar como un buen rockero. Pon toda tu pasión. Así es cómo surgen los mejores contenidos.
Pero eso ni se te ocurra publicarlo. Revísalo al milímetro cuando lo estés editando, como un relojero escudriña cada pieza para asegurarse de que la maquinaria va perfecta.
Notarás que has escrito cosas muy buenas, pero que quedan mejor expresadas con más reflexión. Pero si intentas editar mientras escribes, seguramente perderás la fuerza de la personalidad del auténtico “rock” y a pocos les interesará entonces lo que tengas que contar.
Sabes lo que es un hábito ¿verdad? No es algo que de vez en cuando se practica. Es una conducta que se ejecuta regularmente al punto que se interioriza. Si estos secretos lo conviertes en hábito, tu chistera jamás dejará de producir asombrosos contenidos.
Nada por aquí… todo por aquí.