11 ene'24

El (ridículo) ejercicio que te ayudará a innovar siempre

Si no tienes tiempo de leerlo te damos la opción de oírlo

Uno de los ejercicios que solemos hacerles a los talentos que se postulan para formar parte de nuestra agencia, consiste en mostrarles un objeto, cualquiera, el que tengamos más a mano, una taza, una tijera, una papelera, da igual. Entonces les pedimos que nos digan qué se podría hacer con él, además de su función natural. Cuanto más alejada de la razón para la que fue creado, mejor.

De esa manera hemos llegado a comprender cómo las anillas del mango de una tijera se podían convertir en un medidor de pasta; una taza en una pantalla de luz; o un par de bolígrafos en una mini ballesta.

Este ejercicio, que parece tan ridículamente tonto, tiene un poder increíble como fuente inagotable de innovación. Unir cosas aparentemente inconexas, puede ser el origen de fantásticas ideas de
negocio.

David Hume, el filósofo escocés, había reflexionado sobre esta cuestión y llegó a establecer la ley de la asociación.

Decía que había tres tipos de asociaciones:

1. La ley de la causa y efecto. Si piensas en un jacuzzi, seguramente lo asociarás con el relax. O si ves una jeringuilla, la vincularás al dolor. Una causa provoca un efecto.

2. La ley de contigüidad. Se refiere a que las ideas que se han vivido juntas tienden a aparecer unidas. Por ejemplo, si cuando ibas a la casa de tu tía olía a las galletas de canela que estaba preparando, al percibir un aroma similar te recordará a tu tía.

3. La ley de la semejanza. Si vemos a alguien que se parece a Taylor Swift, tendemos a suponer que cantará bien, aunque sea una negada para la música.

¿Y si mezclamos unas cosas y otras? De ese cóctel pueden surgir cosas increíbles. Peeeeero… la clave está en ESTAR ATENTOS.

¿Cuántas personas habían visto caer una manzana de un árbol? pero el único que la asoció con la gravedad, fue Newton.

¿Cuántos llegaban a los aeropuertos y se tomaban la molestia de trasladarse al centro de las ciudades para poder alquilar un coche? pero sólo al piloto, Warren Avis, se le ocurrió asociar el servicio de alquiler de coches con los aeropuertos, y triunfó.

Asociar cosas es una de las mayores fuentes de ideas para la creatividad, los negocios y casi todo lo que puedas imaginarte.

¿Asociarías un producto trivial, como el hielo, al lujo? Ice & Craft lo hizo. Sus cubos y esferas de hielo tatuado parecen joyas y realzan la alta coctelería. ¡Gran negocio!

Imagínate que eres un fabricante de champú. ¿Cómo harías para ganar clientes entre los calvos? Pues no tienes más que seguir el ejemplo del champú para calvos, Doctor Bald, que reconquistó
a esos clientes haciéndoles revivir una experiencia casi olvidada, con una formulación de limpieza y cuidado del cuero cabelludo.

Es inagotable la fuente de ideas e innovación que puedes conseguir si conectas, conectas y conectas cosas.

¿Qué ya no sabes cómo innovar en tu sector tan hipersaturado? Mira como hacen las cosas en otros sectores y es probable que se te ocurra una brillante asociación que te diferencie.

Es exactamente lo que hizo Steve Jobs, se inspiró en los fabricantes de ollas japoneses y sus enchufes imantados para crear el conector magnético MagSafe. De esta manera, cuando alguien tropezaba con un ordenador portátil, simplemente se desconectaba el cable salvando la caída del dispositivo, cosa que ocurría a menudo antes de dar con esta solución.

Recuerda: estar atentos y asociar, esa es la clave para encontrar inspiración para innovar.

Fernando Seco Marrone
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