Cultura de empresa 2.0: ¿estáis abiertos al cambio?
La verdadera cultura de empresa no es la que muestras en tu web, ni en los folletos, ni en los anuncios, ni en carteles por las paredes… La verdadera Cultura de tu empresa la transmiten todos y cada uno de tus trabajadores en sus acciones.
Por poneros en situación, ¿sois conscientes del excesivo uso del correo electrónico que hacemos hoy en día y que únicamente permite el intercambio y la colaboración cerrada entre pocos? Esta forma de comunicación inhibe el conocimiento del colectivo y la creación de una empresa más social. Si en lugar de esto se favoreciese el uso de redes sociales la comunicación sería más enriquecedora para todos los empleados y beneficiaría a la empresa.
El auge de las redes sociales es un problema para las empresas pero también una oportunidad. Algunos directivos piensan que la dedicación de los empleados a gestionar su perfil en Facebook o similares en horas de trabajo puede perjudicar la productividad, pero las empresas más avanzadas están convencidas de que integrar la tecnología de las redes ociales en su vida cotidiana facilita enormemente el trabajo y aumenta la productividad.
Grandes compañías reconocidas por su innovación hace poco que dieron a conocer la existencia de sus redes sociales públicamente. En la página de HP, por ejemplo, se destaca que utilizan blogs y redes sociales como un lienzo donde plasmar la imaginación de sus empleados y el lugar donde compartir sus vacantes y eventos profesionales.
Si buscamos una definición de “Cultura empresarial”, la más común suele ser: el conjunto de formas de pensar, de sentir y de actuar que son compartidas por los miembros que componen la organización. La cultura empresarial ha de ser acorde a los cambios acontecidos en el seno de la misma. Y si además queremos medir la comunicación y transmisión de ésta, tendremos que añadirle una serie de indicadores y unas pautas de actuación. Con este modelo clásico esta definición y medición seguirían siendo válidas hoy en día, pero la transmisión es lo que ha variado y en algunos lugares ha quedado obsoleto.
Nos encontramos con que la sociedad de Internet, la sociedad conectada, va más deprisa que un Plan de Cultura de empresa. En el tiempo que recursos humanos tarda en reunirse para solucionar una crisis interna, los trabajadores con presencia en las redes sociales ya han podido crear un viral o una “campaña” negativa contra la empresa difícil de detener. Por ello algunas empresas prohíben explícitamente algunas de esas prácticas, pero no pueden hacer nada por evitarlas totalmente, Internet no tiene límites.
Si pensamos en las ventajas de la introducción de las redes sociales en las empresas podemos mencionar algunas como:
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Pueden reducir los costes de formación, al hacer llegar los conocimientos a más gente con menos esfuerzo.
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Albergan el conocimiento que existe en la compañía, se trata de un patrimonio que de otra manera corre el peligro de desperdigarse o perderse.
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Y uno de los beneficios más obvios es la localización del experto en un tema dentro de una gran empresa. El conocimiento no se guarda está ahí para ser compartido. Una persona hace un trabajo, lo publica y puede ser consultado por todos los empleados.
La entrada de las redes sociales en las empresas se produce en paralelo a la nueva cultura de la computación en la nube, donde los programas y documentos se albergan en la Red, siempre actualizados y accesibles. Como puede verse, los motivos son numerosos y de peso.
Las empresas no pueden resistirse eternamente a los cambios. Cada vez se exige más transparencia y si no eres transparente por voluntad propia, lo serás por obligación. Una vez esto quede claro, hay que hacer el debido uso de las herramientas sociales, tanto las públicas (Facebook, Twitter, Google+…) como las internas (Intranets, correo, Google docs…). Cabe la posibilidad de que por alguna razón, no tenga sentido que tu empresa esté en redes sociales externas, pero no existe ningún motivo para que no lo esté en las internas. Sería como decir que no nos interesa que nuestros trabajadores se comuniquen entre ellos, que compartan, que creen juntos o que formen equipos cohesionados. Estás diciendo que de algún modo no quieres escuchar su opinión. Y cuando a las personas no se les escucha, acaban por hacerse oír.