Un Logo para ET es el Ideal para tu Empresa
Imagínate por un momento, que un ExtraTerrestre te pregunta quién eres. Para responderle sólo dispones de papel y lápices de colores. ¿Qué pondrías en ese espacio para definirte con la mayor precisión posible?
Seguramente colocarías tu nombre lo más claro que puedas para que lo leyera bien. ¿Qué más? Si quieres darle a entender que eres su amigo, quizás añadirías una carita sonriente dibujada en un color cálido. Si además, quieres que sepa que eres músico, le des a la carita algo que la identifique con una nota musical, o añadas una guitarra o algo que defina esa cualidad fundamental de tu personalidad.
Si eres muy ordenado, lo harás todo muy simétrico y formal, si más bien eres desenfadado,
tus trazos serán más sueltos y coloridos. Sea como fuere, demuestras en ese dibujo quién
eres, cual es tu esencia y qué puede esperar ET de ti.
Eso es exactamente lo que debe trasmitir el logotipo de una empresa: Su esencia, sus principales valores, su personalidad. Si esas cualidades no las trasmite el logotipo, por bonito que sea, no es un buen logotipo porque no cumple su principal función.
Un logotipo es el rostro de una empresa. Así como nosotros nos llevamos una primera impresión de las personas por cómo mira, cómo sonríe, el gesto que hace, y nos despierta confianza o no, nos resulta simpático/a o no, nos parece atractivo/a, o no, el logotipo nos causa una primera impresión de la empresa que hay detrás.
En una ocasión recibimos una tarjeta de visita de una empresa de gestión. Al ver su logotipo inmediatamente pensamos que era una gestoría pequeña, la supusimos bastante mediocre, algo anticuada, e imaginamos su oficina en un cubículo de barrio atendida por dos o tres personas. Cuando fuimos a visitar a su director por cortesía con un cliente, no salíamos de nuestro asombro. Sus oficinas ocupaban dos plantas diáfanas en un elegante edificio. Su decoración vanguardista, sus más de 130 impecables profesionales, su distribución acristalada con mobiliario hecho a medida por un arquitecto italiano, y un largo etcétera de detalles de alto nivel, no hicieron más que incrementar la dimensión de nuestro desconcierto. ¿Dónde estaba reflejada toda esta maravilla en el logotipo?
Naturalmente, la visita de cortesía se convirtió en una relación profesional, en un cambio de logotipo que respondiera a los auténticos valores e imagen a la altura de una empresa tan avanzada. Al preguntar por qué mantenían ese logotipo tan incoherente con lo que eran, descubrimos que se debía a que el dueño le tenía especial cariño porque con él había empezado… en un cubículo de barrio. Que la nostalgia no impida comunicar quiénes somos en realidad. (Apunte: desde el cambio de logotipo, la empresa logró aún mayores resultados según nos hicieron saber).
Pero ¿cómo lograr que un logotipo transmita lo que debe transmitir? ¿Existen colores, formas, símbolos, trazos, tipografías, etc. capaces de comunicar valores concretos? Por supuesto que existen. Vamos a resumir las pautas básicas, no para hacerlo uno mismo, sino para saber qué pedirle a un profesional.
- ¿Qué comunicar? Es vital especificar claramente qué valores debe recoger el logotipo. En resumen, definir quiénes somos y a quiénes nos dirigimos. ¿Debemos transmitir, tradición, vanguardia, rapidez, calidad, sobriedad, juventud, frescura, calidez…? Esto es lo esencial.
- Sencillo. La mayoría de los buenos logotipos son simples, fáciles de identificar. ¿Ejemplos? Nike, Apple, Citroen, Mercedes Benz, Puma, ”M” de Mc Donald’s, Twitter, Etceteriter 😉
- Diferente. Debe ser único. Tener su propia personalidad. Disponer de un carácter diferenciador.
- Práctico. Debe ser fácil de aplicar en diferentes medios y soportes. Debe lucir bien tanto en color como en blanco y negro, invertido, en distintos tamaños, etc.
- Notorio. Si logramos sintetizar de forma original los principales conceptos de la empresa, el logotipo además será notorio y en consecuencia, se recordará con mayor facilidad. Freedom, hacía volar en libertad la parte superior de su ”m” asombrando por su vinculación a la marca y la sencillez de la evocación. Black Cat, convertía sus dos ”C” en ojos de gatos. Steps, hace de su ”E” un aparato de steps. Todos logos que provocan un ”¡OH!” de admiración… y fijación.
Consejo final para empresarios: Si quiere jugar a ser diseñador o que su hijo, sobrino o amigo lo haga, ¡adelante! Pero no con algo tan importante como el logotipo de su empresa que debe sintetizar con profesionalidad quién es y qué valores sustenta. Buena parte de su éxito dependerá de él.
Consejo final para diseñadores: Recuerda que tu arte no se verá en lo bonito que hagas un logotipo, sino en lo bien que seas capaz de reflejar en él la empresa que hay detrás.