Cómo tomar Impulso al Tocar Fondo
Esa mañana se cumplía el record de llamadas de abogados con ultimatums, proveedores cabreados, bancos anunciando descubiertos, un reclamo de Hacienda y hasta el colegio de los niños informando de que no se había pagado la última cuota. ¿Algo podría ir peor? La dichosa crisis se plantaba de frente con los dientes afilados y sin permiso para correr a la falda de mamá. ¿Qué hacer cuando se toca fondo?
La actual crisis que azota a Europa y particularmente a España, deja a muchas empresas, emprendedores y trabajadores en una situación extrema que a muchos les lleva a la desesperación y al desaliento. Hay muchos libros sobre la crisis y cómo superarla. Pero cuando se está pasando por ese momento en que no se ve la salida del túnel, es difícil ver algo positivo. Pero no es imposible, y realmente se puede convertir en una oportunidad y en logros que no serían posibles sin esta prueba de fuego.
Hace unos días, el directivo al que le tocó vivir hace unos años en carne propia la situación con la que abríamos este artículo, nos hizo una serie de reflexiones sobre lo que aprendió y cómo superó la crisis que le hizo tocar fondo. Lo que nos dijo, creemos que aporta lecciones peculiares, pero muy positivas de marketing y superación personal, que pueden ayudar tanto a quienes estén viviendo una circunstancia similar, como a quienes, sin padecer tanto, valoran las lecciones de vida.
Al prinicipio de la crisis –nos contaba Eduardo– no podía dormir. Parecía que el mundo se me venía arriba. Como no descansaba bien, tampoco podía pensar con claridad y precisamente era lo que más necesitaba. Me pasaba horas y horas en la oficina intentando que el barco no zozobrara. Llegó un punto en que me sentía tan cansado y ”devastado” que pensé que así no podía seguir, pero no sabía que hacer. Hasta que primero por casualidad, y luego en forma más consciente, fui descubriendo y llevando a la práctica pequeños ”trucos” o técnicas que me ayudaron a encontrar paz en la tormenta y a ir descubriendo caminos que me sacaran de aquel laberinto.
Los ”trucos” de Eduardo para tomar impulso, y salir de la crisis:
1. ¿Quién se cambiaría por mí? Mientras veía un informativo, me llamó la atención la desesperación y desolación con la que un padre contaba, ante la cámara de un cronista de guerra, su angustia porque había perdido todo: casa, tierra, bienes, y no tenía un lugar seguro para refugiar a su familia.
Entonces pensé: Ese hombre estaría encantado de cambiarse por mí. Por un momento fui consciente de lo bien que estaba yo… si me comparaba con ese hombre, claro. Y me di cuenta que todo es muy relativo y está en nuestra cabeza. Parece obvio y una tontería. Pero gracias a esa idea, cambié mi actitud. Dejé a un lado la desesperación y comencé a buscar a quienes se cambiarían por mí. Y encontré a muchos que seguramente lo harían encantados. Esa especie de juego me permitió ver mi situación con otra perspectiva. Ya no me sentía el ombligo del mundo. Llamaba a mis hijos para decirles que los quería. Me tomaba un momento para tomar un café con un amigo, en fin, cosas que parecen vanales, pero a mí me ayudaron tener otra visión de mi ”catástrofe”.
También descubrí el poder de mi mente para imaginar y ’ponerme en situación’. Así que antes de dormir, en lugar de pensar en mis problemas, me imaginaba que era millonario (ya que la mayoría de mis problemas eran económicos), o me ”convertía” en pájaro y volaba sobre las flores de un valle, y así, aunque parezca mentira, solucioné mis problemas para dormir. Y como descansaba mejor, mi cabeza estaba más despejada para encontrar soluciones en mi vida real.
Lección 1. Aprendí a relativizar los problemas y cambiar de actitud.
2. Neuronas en marcha. Algo que me ayudó mucho también, fue pensar con la mayor lucidez y objetividad posible. Primero utilicé mis neuronas para analizar. Me hacía dibujitos, escribía, etc. todo lo que me ayudara a ver la situación con claridad y encontrar posibles salidas que rompieran el círculo vicioso en el que uno suele caer en circunstancias así. Es como cuando se juega a encontrar la salida de un laberinto. Pienso y visualizo posible soluciones… encuentro obstáculos, retrocedo… busco otro camino, etc. De esta manera llegué a hacerme un mapa de la situación de la empresa. Era realmente desesperada, pero lo sabía y con ese mapa fui trazando opciones que me permitieron tomar decisiones que no fueron fáciles, pero que abrieron caminos.
Lección 2. Procuro pensar con objetividad para poder analizar, centrar y decidir.
3. Dar pasos. Después de tener las cosas claras y decidir lo que debía hacer, lo mejor fue tomar el toro por los cuernos, llamar al pan, pan y al vino, vino. Hablar con quien debía hablar, cortar donde debía cortar, cerrar lo que debía cerrar, abrir lo que debía abrir.
Lo importante fue dar los pasos, no dejarme arrastrar por la situación. Eso fue muy duro y necesité mucha decisión, porque disimular la situación o disfrazarla, como lo hice al principio, me había llevado por mal camino. Comenzar a caminar fue lo que me permitió tomar el impulso para emerger después de haber tocado fondo.
Lección 3. Una vez decidido lo que hay que hacer, simplemente lo hago… (se sonríe picarón) ya sabes, como dice Nike: Just do it.
Ya sabéis, así que ¡vamos! ¡tomando impulso!