25 ene'16

4 salvavidas para controlar tu estrés profesional

El móvil de uno de los socios de una pequeña empresa sonó rompiendo, otra vez, el tenso silencio laboral de la oficina. El dueño lo tomó y lo lanzó con todas sus fuerzas contra el suelo, dejando perplejos a todos los presentes.

“Es que no paran de llamarme y tengo mil cosas que hacer y no llego a nada” Se justificó avergonzado el abrumado ejecutivo al darse cuenta de lo que acababa de hacer.

¿Alguna vez has sentido ganas de estrellar el teléfono, el ordenador, la impresora, o maldecir a un semáforo en rojo, o a ese “imbécil” que conduce lento. O has respondido a gritos ante una nimiedad? Entonces estás entre los 7 de cada 10 españoles que padecen estrés.

Lo cierto es que el estrés es originalmente positivo, ya que nos prepara físicamente para afrontar con eficacia algún reto. Por ejemplo, si nos enfrentamos a un animal salvaje, las glándulas adrenales dan señales para liberar adrenalina y poder correr más velozmente. Las pupilas se dilatan para poder ver con más precisión; en resumen, hasta nos puede salvar la vida.

Los atletas sin ese estrés positivo, no responderían con tanta eficacia ante una prueba. De hecho, por lo general, las mejores marcas se consiguen en situaciones de máximo estrés.

El problema viene cuando nuestro organismo está permanentemente en estado de alerta sin que exista una amenaza o situación que lo requiera. Esa sobresaturación de preparación ante el “peligro” es la que provoca el estrés malo.

Las presiones de nuestra vida moderna, sean profesionales, económicas, sociales, etc. nos hacen estar en un estado de alerta permanente que, lejos de resultar beneficioso y prepararnos para reaccionar con eficacia, nos perjudica convirtiéndonos en personas irritables, agobiadas, espesas, haciendo que disminuyan nuestras capacidades.

El objetivo no es eliminar este tipo de estrés, sino controlarlo para que no nos perjudique. Aquí te damos algunas claves para conseguirlo.

1. Practica SEA, para tener a punto tu “máquina”

¿Crees que después de pasar varias horas inmóvil en el asiento de un avión, sin dormir, y atiborrándote de comida estarías en condiciones para una prueba de rendimiento? Es obvia la respuesta.

Hay tres factores indispensables para que la maquinaria de tu cuerpo esté a punto para ayudarte a controlar el estrés. La llamamos SEA. Sueño, Ejercicio, Alimentación.

Sueño. Muchos caen en la trampa de no dormir para adelantar trabajo, pero la verdad, es que el rendimiento sin descanso disminuye notablemente. Cada persona tiene diferentes necesidades de sueño, pero la mayoría para estar con las neuronas despiertas, debe dormir entre 6 y 8 horas diarias.

Ejercicio. No se trata de machacarte en el gimnasio, sino de hacer un ejercicio aeróbico regular, como una caminata a paso vivo, o prácticar algún deporte, correr, hacer una tabla de ejercicios, etc.

Esto permite que la sangre circule mejor, que se oxigenen las neuronas, y que, en general, el cuerpo alcance un equilibrio que nos permite estar en mejores condiciones de actuar ante la presión.

Alimentación. Ingerir alimentos sanos y equilibrados es vital para una buena nutrición. Es conveniente consumir productos con vitaminas del complejo B, ya que regulan el sistema nervioso. Por ejemplo, cereales integrales, vegetales de hoja verde, legumbres, frutas, pescado, etc. Beber agua o zumos de frutas, también es muy favorecedor.

Recuerda, nada de esto es una pérdida de tiempo, tómalo como una recarga indispensable de energías. Cuando el móvil se queda sin batería, no tienes más remedio que enchufarlo hasta que esté a punto para continuar la marcha. Tu cuerpo lo necesita aún más.

Si practicas el SEA, partirás con ventaja para controlar el estrés, si no te será mucho más difícil.

2. Prioriza y organiza.

Nuestro directivo de la historia inicial logró controlar el estrés. ¿Quieres saber cómo lo consiguió? El socio, que también iba sobresaturado pero se tomaba las cosas con más “filosofía”, lo invitó a salir para tomar algo y conversar.

“Es que tengo una montaña de cosas y todas importantes y me interrumpen continuamente con llamadas, no aguanto más”, se desahogó.

El colega sabía que tenía razón, pero le propuso estudiar la “montaña” y ver cómo poder escalarla paso a paso.

Lo primero que hicieron juntos fue hacer un listado de todo lo que estaba en marcha. Luego determinaron qué cosas eran las más importantes, las urgentes y las que podían esperar. Pusieron en orden las prioridades y, en función a ellas, cuáles se haría primero y cuáles después.

“No mires la montaña –le dijo el socio– sólo concéntrate en el siguiente paso que debes dar de la lista. Las llamadas de teléfono, no las tomes como un obstáculo, íntegralas en tú día sabiendo de antemano, que parte de tu tiempo lo dedicarás a ellas. Si te sientes abrumado, apaga el teléfono, y luego, cuando estés más tranquilo, devuelve las llamadas.”

Priorizar y organizar fue la solución para este ejecutivo, que siguió teniendo su agenda repleta y muchas llamadas. Pero saber que debía clasificar sus actividades y concentrarse sólo en el siguiente paso, le dió la clave para controlar su estrés… y no volvió a romper ningún otro móvil. 😉

3. Activa tu “botón rápido” de relax.

El mejor antídoto natural para el estrés es la relajación. Es muy fácil decirlo –pensarás– pero hacerlo en plena tensión diaria no es fácil. Y tienes razón. Sin embargo, si prácticas serás capaz de lograr recuperar la calma.

Una de las formas más efectivas de activar el “botón” de la relajación es la respiración. Puedes buscar técnicas de respiración en internet, encontrarás muchos ejercicios que te ayuden. Te vamos a enseñar uno muy sencillo pero efectivo de yoga. Se llama Nadi Shodhana, significa ‘dulce respiración’. Consta de dos sencillos pasos:

  1. Presiona con un dedo uno de los orificios de tu nariz para cerrarlo, y por el otro inspira lenta y profundamente.
  2. Luego cambia, presiona el otro orificio para cerrarlo y expira pausadamente por el que ha quedado libre.

Repite varias veces esta secuencia con los ojos cerrados y concentrándote en el aire que entra y sale de tu cuerpo.

4. Piensa en positivo.

Los pensamientos son muy poderosos. Nos pueden llevar a la desesperación o a la calma ante una misma situación independientemente de su gravedad. Nuestra actitud y la perspectiva con la que vemos las cosas, puede disparar o controlar el estrés.

Se ha comprobado que las personas que mejor controlan el estrés son aquellas que han aprendido a concentrarse en las cosas positivas y ven las situaciones con optimismo a pesar de las dificultades.

Cuentan que un reconocido empresario de principios del siglo XX, sonreía mientras las llamas deboraban su fábrica. Uno de sus desesperados directivos, al ver su actitud, le preguntó que cómo era posible que estuviera sonriendo cuando se estaba yendo al garate todo lo que había construido en los últimos 18 años.

El empresario lo miró y le dijo, “es que estoy pensando en que debo empezar de cero pero esta vez tengo la oportunidad de hacerlo sin cometer los errores del pasado, así que podremos lograr una fábrica mucho mejor.”

Los problemas y complicaciones siempre los tendrás contigo, pero si pones en práctica estos cuatro consejos, podrás controlar tu estrés y ser mucho más efectivo, sin necesidad de destrozar tu móvil. 😉

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