El círculo virtuoso que hace que los planes se cumplan en la empresa
Cuentan que un empresario en apuros rogaba: «Señor, por favor, haz que me toque la lotería». Así, cada mañana durante meses hasta que una noche el Señor le habló: «Yo estoy ansioso por concederte el deseo pero, hijo mío, al menos compra un número».
Los planes no se cumplen únicamente por desearlos. Tampoco basta con trazarlos. Los archivos de empresas y de muchos directivos están repletos de maravillosos proyectos que se han quedado en simulacros de lo que podría haber sido una magnífica realidad.
Ser afortunado no es una casualidad. Aristóteles decía: «Somos lo que hacemos día a día. Por tanto, la excelencia no es un acto, sino un hábito».
Ese hábito del que habla el filósofo, para que funcione y las cosas pasen, debe contar con cuatro elementos que conforman un círculo virtuoso.
01. Plan.
«Ningún viento será bueno para quien no sabe a qué puerto se encamina» decía Séneca. Sin objetivos claros, naturalmente, las cosas no van a suceder. Si una empresa no tiene un plan para afrontar su transformación digital, nunca lo conseguirá. Si una persona no se propone estudiar chino, nunca lo aprenderá.
Parte vital del plan es definir tiempos de cumplimiento. Cuando Kennedy lanzó uno de los planes más ambiosos de la humanidad, pisar la luna, marcó un tiempo para conseguirlo. Si no lo hubiera hecho, lo más probable es que sólo se hubiera quedado en un bonito sueño, y nada más.
Recuerda: fecha, fecha, fecha… ponle fecha. Sin marcarte un plazo las cosas no pasan.
02. Know how.
¿Tenemos la capacidad de llevar a cabo ese plan magnífico que hemos trazado? Si actualmente no tenemos ese conocimiento ¿cómo lo vamos a solventar?
El ‘saber hacer’ es esencial, tanto como el ‘saber aprender’ y el ‘saber delegar’ en quienes tienen las habilidades para darle vida al proyecto.
03. Actitud +.
La actitud mueve montañas. Puede ser el motor o el palo en las ruedas. Hay tres grandes tipos de actitudes: positiva, negativa y neutral. Sólo la primera es la que hace que las cosas deseadas sucedan.
Para lograr esa actitud positiva, todos los implicados deben sentirse parte importante del proyecto, no meramente peones que ejecutan. Elogiar a tiempo, escuchar, entusiasmar, compartir y hasta soñar carga las pilas de esta actitud tan indispensable.
Hace un tiempo el Director General de una importante multinacional que nos había encargado un proyecto de reestructuración del entorno, nos comentaba cómo soñaba él que fuese su fábrica. Lo hacía con tanto entusiasmo y fervor que nos contagió esa actitud tan positiva, hasta el punto de que nos enamoramos del proyecto al desarrollarlo.
04. «Kaizen».
Si bien el concepto Kaizen, que se suele traducir como mejora continua, es muy amplio, lo incluímos aquí entrecomillado porque la base de su filosofía es lo que permite que las cosas ocurran.
En esencia, el kaizen es una filosofía de calidad en el que lo importante es mejorar cada día un poco persiguiendo la excelencia. Para ello, es esencial evaluar cómo está la situación y qué se puede mejorar. No se intenta arreglar el mundo en un solo día, sino poco a poco. De esta manera, pasados varios días, al mirar hacia atrás, nos damos cuenta que los avances han sido notables.
Estos 4 elementos son los que harán que en tu empresa y en tu vida las cosas pasen de verdad. Que los planes no sean deseos de que te toque la lotería, sino la forma de escribir el número ganador de tu propia fortuna.