29 abr'19

Tu identidad visual ¿es escudo o tangram?

La identidad visual es clave en una organización para ser reconocida y para transmitir sus valores con eficacia. Cuanto más singular y representativa, mejor.

Si nos remontamos unos siglos atrás, encontramos los escudos de armas que, no solo pretendían proteger a los guerreros de los golpes enemigos, también eran una eficaz forma de identificar a qué Rey o Señor pertenecían.

Esta forma de identificación fue derivando en lo que actualmente llamamos logotipos. Sus rasgos característicos, por lo general, están conformados por la marca en determinado tipo de letra y un símbolo. Algunos pueden carecer de este último, quedándose exclusivamente con la tipografía.

Este tipo de identidad es estática, ya que es como un escudo, siempre es el mismo. Puede adoptar algunas variaciones para situarse mejor en forma horizontal o vertical, en color y blanco y negro, etc. pero en definitiva, prácticamente no varía.

Desde hace una década aproximadamente, se han empezado a adoptar en algunas organizaciones identidades flexibles, también llamadas dinámicas, fluidas o líquidas. Si bien, en realidad, el concepto ya lo describía con precisión Karl Gerstner en 1964 en su obra, “Diseñar Programas” y, como veremos, es aún mucho más legendario.

Básicamente, este tipo de identidades van más allá del logotipo y crean sistemas que permiten identificar una organización, incluso, sin que esté presente el logotipo. Tiene rasgos determinados que aúnan personalidad y coherencia, facilitando su identificación aunque cambie su disposición.

Estos sistemas que permiten esa flexibilidad sin perder identidad, ya los chinos hacían gala de ellos en el 2.800 aC con su sistema de signos de Yi-King que, presumiblemente, disponía de una cuadrícula que establecía una relación entre los símbolos dotándolos de unidad.

Pero para ilustrar la identidad visual flexible, vamos a tomar como referencia el Tangram, un juego chino que, según se supone, data del 600 dC aunque sus primeras menciones se registran en el siglo XVIII.

Se trata de un puzzle formado por 7 piezas: 5 triángulos, 1 cuadrado y un paralelogramo. El juego consiste en hacer figuras con todas las piezas sin superponerlas. Esto ha dado lugar a cientos de figuras que representan personas en infinidad de posiciones, animales, edificaciones, etc.

La virtud visual que tiene este juego, es que, aunque veas mil figuras distintas, siempre sabrás reconocer que pertenecen al Tangram. Aquí tienes algunos ejemplos.

tangram-sgsmartketing

Es una magnífica metáfora de lo que logra una identidad visual flexible, el reconocimiento de una marca de un modo dinámico y cambiante pero extremadamente sólido y coherente.

Las posibilidades comunicativas y de reconocimiento son enormes. Es como si la identidad visual de la marca, cobrara vida.

Algunos ejemplos los han protagonizado ciudades como Oporto o Melbourne, también empresas que han dado un giro a su imagen de marca dotándolas de un identidad más innovadora, vital y vanguardista, como es el caso de AOL.

Seguramente tu actual identidad visual es “escudo”, lo cual no es malo si transmite tus valores, pero es conveniente que reflexiones si no deberías dar un paso más y darle un giro que te permita expresar tu identidad visual de un modo más completo y actual. No se trata de hacerlo por seguir la tendencia más puntera, se trata de enriquecer tu identidad para hacerla más innovadora, más potente, más expresiva, más diferenciada, en definitiva, más tangram.

Fernando Seco Marrone
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