19 ago'19

2 grandes lecciones de marketing de Lee Iacocca, el padre del Mustang

Hace apenas unas semanas nos dejaba, a sus 94 años, Lee Iacocca, una de las míticas figuras del management y el marketing de la industria automotriz. Padre de vehículos como el legendario Ford Mustang, el Escort, y el Chrysler Voyager, entre otros, que marcaron records de ventas.

Luego de 32 años de una brillante carrera en la cúspide de Ford, fue despedido por discrepancias con uno de los herederos, dejando las arcas con un beneficio histórico de 1.800 millones de dólares en su último año, 1978.

Podría haberse acogido a un retiro de oro, multimillonario y jugando golf, pero en lugar de ello, aceptó el que, posiblemente, haya sido el mayor reto de su vida: “resucitar” a la decadente Chrysler de su calamitosa situación.

Lo consiguió con honores y, en gran medida, gracias a los cambios que había querido aplicar en su anterior empresa y que fueron los motivos de sus discrepancias y despido (además de la auténtica razón que le dió Henry Ford II… “A veces es que simplemente no te cae bien alguien”). En otras palabras, se confirmó que lo que él quería implementar, era un acierto.

No es el motivo de este artículo repasar su apasionante historia, para ello, te recomendamos la lectura de algunas de sus autobiografías, en particular, “Iacocca: an autobiography” escrito junto a William Novak.

Aquí queremos destacar 2 grandes lecciones de marketing, de las tantas que nos dejó.

1. Conoce a tu cliente y busca cómo darle lo que desea

En 1964, Iacocca le pidió al equipo de Ford que diseñaran el coche deportivo más económico del mundo. ¿Por qué pidió el más barato y no el mejor? Porque conocía a sus clientes y sabía que no era un gran motor el que les importaba a sus consumidores, sino una gran apariencia deportiva.

Lo que, tal vez a otros les hubiera parecido tener pocas aspiraciones, se convirtió en su año de lanzamiento, en el coche más vendido en toda la historia de la compañía (y lo mandó construir a espaldas del “jefazo” que no quería cambios). Como si fuera poco, se convirtió en un coche de leyenda, “Alma de caballo, por el precio de un pony: el Ford Mustang”.

Ese mismo conocimiento de lo que deseaba su público y esa búsqueda por encontrar la forma de dárselo, lo replicó con el Chrysler Voyager, el primer monovolumen del mundo, el cual jugó un papel clave en la recuperación vertiginosa de la factoría.

2. Apuesta fuerte dándo la cara

Los coches de Chrysler estaban muy desprestigiados y con razón. Iacocca cambió la forma de construirlos, inculcó una nueva cultura corporativa en los trabajadores, y la fábrica comenzó a producir coches de buena factura… pero el público no se lo creía.

¿Qué hizo Lee? Dió la cara. Nada más ni nada más que el director ejecutivo de la empresa –algo insólito en ese momento– se puso al frente de los anuncios publicitarios con la frase que hizo historia y fue luego imitada por muchas otras empresas.

Con total convicción, explicaba cómo la Chrysler se estaba esforzando por fabricar coches de buena calidad y remataba el anuncio afirmando con contundencia: “si encuentra algo mejor, cómprelo”.
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Desde aquí, queremos ofrecerle nuestro humilde homenaje a uno de los hombres que nos ha inspirado en nuestra forma de entender el marketing y la comunicación, por su aguda perspicacia, su voluntad de hierro y su contagioso entusiasmo por dar lo mejor, perdón… lo que para su público objetivo es lo mejor. 😉

Fernando Seco Marrone
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