2 salvavidas de branding para lanzarte al río tras la enfermedad COVID-19
Pasado el shock inicial ante la peor pandemia de nuestra historia reciente, muchas marcas han reaccionado con rapidez, otras comienzan a hacerlo y otras permanecen paralizadas –por prudencia unas y otras por no tener ni idea– y es imprescindible hacerlo.
Antes de este “tsunami”, reflexionábamos en un artículo sobre el gran cambio conceptual que se viene gestando en las empresas. Destacábamos que, hasta hace nada, lo importante era el beneficio económico pero que, de un tiempo a esta parte, se está poniendo a las personas en el centro de las organizaciones con pretensiones de futuro. Creemos que es acertado ese rumbo pero que estaba aletargado por la inercia de la rutina.
¿Rutina? Sí. La que se nos ha cortado abruptamente con potente virulencia. Ahora se ha impuesto el coronavirus desatando la incertidumbre, el hundimiento de las bolsas, el miedo generalizado ante lo que vendrá. Pero también, nos está ayudando a situar en su lugar el valor de cosas que teníamos olvidadas o adormecidas y que es esencial retenerlas cuando todo esto haya pasado.
Hay al menos dos salvavidas a los que recurrir en esta situación y abrazarlos estrechamente en nuestro branding tras la enfermedad COVID-19.
Centrarnos en lo que aporta verdadero valor.
¿Habías aplaudido alguna vez al médico, al enfermero, al empleado del supermercado, al basurero, al repartidor, a esas personas que, de pronto, te has dado cuenta de que son tan valiosas en tu día a día?
Seguramente no lo habías hecho nunca, sencillamente, porque no lo habías visto. Sin embargo, habrás palpitado de emoción por un gol, el triunfo en una final, un concierto… Todo eso está muy bien pero, a la hora de la verdad, te ganan el corazón aquellos que han aportado verdadero valor.
¿Qué valor real aporta tu organización a las personas? No importa el sector al que pertenezcas o si eres una empresa B2B o B2C. Tus empleados, clientes, proveedores, accionistas y la sociedad en su conjunto, terminan poniendo en su lugar a quienes les ofrecen auténtico valor. Esto no es pasajero, es permanente.
Adaptarnos con creatividad a los cambios.
La expresión “de perdidos, al río” ha tomado gran vigencia en estos momentos. No hay otra opción ante la adversidad que lanzarnos al agua para sobrevivir y avanzar hacia una nueva orilla que, admitámoslo, podría llegar a ser mucho mejor de lo que hemos conocido y a la que, probablemente, nunca llegaríamos si las circunstancias no nos lo hubiesen impuesto.
La capacidad de adaptación y la creatividad son las cualidades esenciales ante este desafío. Es el camino para innovar con acierto y aspirar a un futuro.
Estamos asistiendo a una ola de creatividad, tanto corporativa como personal. Una ola de la que no debemos bajarnos nunca, incluso, cuando COVID-19 sea historia.
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Nada de esto es fácil. Es duro. Asusta. Pero también es una ocasión de incorporar este kit de supervivencia que nos permitirá ser más fuertes y estar mejor preparados para los profundos cambios en los que estamos inmersos y los desafíos que se presentan tras esta pandemia.
¡Ánimo y al río! Una nueva orilla nos espera.