5 Claves y una Advertencia para hablar en Público

”Todo iba bien hasta que el moderador anunció mi nombre. Me dirigí al estrado mientras el público aplaudía por cortesía. Coloqué el resumen de mi discurso sobre el atril, levante la vista y me topé de frente con todos esos rostros mirándome expectantes. No sé exactamente qué dije, sólo recuerdo el pánico que sentía y lo aturdido que estaba al terminar. Nunca pasé tanta vergüenza.”

En torno al 95% de quienes deben dirigirse al público sienten ansiedad, algunos incluso, hasta paralizarse. Sin embargo, esta habilidad es clave en el éxito de muchas profesiones: vendedores, abogados, publicistas, empresarios, sindicalistas, médicos, maestros, y cualquier persona que por alguna razón deba hacer una exposición ante un público.

Según Dale Carnagie, uno de los pioneros en sistematizar las técnicas de oratoria modernas, prácticamente todas las personas tienen la capacidad de aprender y ofrecer conferencias magníficas. Por lo tanto, que no cunda el pánico, y vamos a ver algunas claves que te ayudarán a salir airoso cuando debas hablar en público.

ADVERTENCIA PREVIA: dispón de 90 horas. No te vamos a mentir dándote trucos rápidos, te lo decimos sin anestesia previa: los expertos aseguran que una buena conferencia de 1 hora, lleva una media de 90 horas de preparación.

No te desanimes, piensa que después de ese tiempo dominarás tan bien tu discurso que la
seguridad que te dará será casi un 90% de su éxito. ¡Merece la pena! Te lo advertimos pero te lo aseguramos 😉

1. Empápate, sintetiza, traduce. Sea cual fuese el tema de tu conferencia, estúdialo a fondo. Nada causa más inseguridad que hablar sobre algo que se desconoce. Luego sintetiza las principales ideas en frases que no tengan más de 10 palabras, si son 5 mejor. Esto te permitirá condensar lo realmente importante. Y finalmente traduce los conceptos para que sean claros para tu audiencia.

Por ejemplo, Steve Jobs, un maestro a la hora de presentar sus productos, en sus discursos
siempre pensaba en la forma de traducir los datos tecnológicos al beneficio de su audiencia. De esta manera, no decía que el iPod tenía una capacidad de 4gb, sino que ”Ahora puedes tener 1.000 canciones en tu bolsillo”.

2. Divide, divide y divide. Si piensas que debes dar un discurso de 1 hora, o 20 minutos o el tiempo que fuere, quizás te entre la desesperación y estés deseando que pase pronto esa eternidad. Sin embargo, si divides la escalada, todo será más fácil. Primero haz una gran división: Introducción, desarrollo, cierre. Luego subdivides, por ejemplo la introducción la divides en: a) saludo b) historia c) enlace con tema. Y así sucesivamente. Lo ideal es dividir de a 3. Te será mucho más simple ir pasito a pasito. Cuando quieras acordar, habrás terminado.

3. Pronto… listo… Antes de salir debes procurar relajarte. Es normal y positivo que tengas cierta tensión, pero nunca que te inhiba. Hay pequeños trucos que te ayudarán.

  1. Respira hondo con la forma de tus pulmones. ¿Qué queremos decir? Los pulmones son anchos abajo y angostos arriba, por lo tanto, lo lógico es que si los llenamos lo que se agrande sea el vientre y no el pecho. Pero por lo general cometemos el error de respirar hinchando el pecho perdiendo así el 60% de la capacidad de oxigenación del cerebro, que es el alimento para que funcione con claridad y temple los nervios. Antes de salir, haz cinco o seis respiraciones diafragmáticas (de vientre) profundas y lentas. Eso te relajará y dejará a punto tus neuronas.
  2. Cárgate de energía positiva. No se contradice con lo de respirar hondo, lo complementa. La disposición física te preparará para entrar a comerte el mundo. Levanta la cabeza, saca pecho, aprieta los puños y has un gesto de ¡Sí! con energía. Incluso puedes dar unos saltitos. Todo eso te llenará de energía positiva y tranquilidad.
  3. Visualiza tu éxito. Si no recuerdas cómo hacerlo, dale un repaso a nuestro artículo sobre la activisualización. A muchos oradores les estimula pensar que dentro de una hora toda habrá pasado, y esa sola idea ya los tranquiliza. Imaginar las felicitaciones posteriores, comentarios halagadores, todo lo que te haga visualizar el éxito que tendrás.

Luego sonríe levemente y entra con tranquilidad y confianza a triunfar.

4. El pistoletazo de salida y la guinda. ”…a menudo se gana o se pierde un auditorio con las cinco o seis primeras frases”, afirma Lockwood Thorpe. Prácticamente todos los grandes oradores, afirman lo mismo. Y Víctor Murdock añade ”haced un buen principio y un buen final, y en medio poned lo que os agrade”. Así que piensa una buena introducción y un buen final. Por lo general, una historia o algo fuera de lo normal, suele dar buen resultado.

En una conferencia el conocido publicista Luis Bassat, antes de empezar a hablar, se quitó la chaqueta, le dió un par de vueltas y la tiró. Luego comenzó su discurso como si nada hubiese ocurrido. Al final de la conferencia, dijo que seguramente se olvidarían de todo lo que había dicho pero lo que siempre recordarían era que había tirado su chaqueta… ”eso es lo que hace la buena publicidad” dijo, y concluyó así su discurso magistralmente sobre ese tema.

5. Dirige la orquesta. Dar una conferencia es como dirigir una orquesta. Tienes que llevar el ritmo, hacer matices, in creccendos, silencios… pero sobre todo, transmitir emoción. Dedicaremos otro artículo a estos detalles, pero te anticipamos los puntos más importantes.

  1. Pon emoción en tu discurso, así el público se contagiará y te seguirá.
  2. Mira al auditorio. No podrás mirar a todos, pero busca tres puntos en la sala, a tu izquierda, tu derecha y en el centro y dirige tu mirada a esos puntos. Jamás hagas divagar tu mirada por el techo, ni fijes permanentemente tu mirada en el soporte visual que utilices. Demuestra que tu interés lo centras en el público.
  3. Muévete con moderación. No te quedes atornillado en un sitio, desplázate con moderación. Exprésate con las manos con naturalidad. Durante las transiciones del discurso cambia de sitio, pero al decir algo importante, detente y dilo. Si quieres que resulte cercano lo que has de decir, adelantate un par de pasos, detente… y exprésalo.
  4. Modula tu voz. Un conferenciante quería resultar dinámico y hablaba tan rápido todo el tiempo, que nadie lograba distinguir lo importante de lo que no lo era. Terminaba sonando todo igual y, para colmo, transmitía nerviosismo y no dinamismo. Por el contrario, hablar todo el tiempo pausado y con un tono monocorde hará que Morfeo acuda de inmediato.

Varía tu voz, cambia el ritmo, súbela o bájala según lo requiera el discurso. Si hablas con emoción, ella te guiará cuando debas hacer una cosa u otra. Cuando vas a decir algo importante, haz un silencio expectante antes… y luego dilo con voz suave y clara.

Si pones en práctica estos consejos, saldrás muy bien parado. Si quieres que, además, tus
conferencias sean memorables, mantente atento a nuestros próximos post.

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