15 jun'20

6 claves para que la ”experiencia COVID-19” impulse tu cultura corporativa positiva

“Si piensas que todo pasará y que después de la pandemia volverás a la normalidad en tu empresa, es que no has entendido nada”, afirmaba hace unos días en un webinar Martin Lindstrom, uno de los mayores expertos en branding del mundo.

Estamos convencidos de que tiene razón. Lo importante, es que la experiencia vivida –a pesar del profundo dolor por las víctimas y el esfuerzo social– nos permita aprender y cambiar para bien nuestras empresas.

Desde hace unos años, varias investigaciones realizadas por la Universidad de Michigan, la Organización Gallup y la Escuela de Negocios de Queens, entre otros, demostraban que las culturas corporativas positivas eran más rentables en todos los sentidos.

Aunque en el corto plazo, podría parecer que las empresas que ejercen intensa presión sobre sus empleados obtienen mejores resultados, la realidad es que no tienen en cuenta los costes ocultos, como el mayor absentismo, el incremento de errores y defectos, menor captación y retención de talento, etc. En resumen, un 16% menos de rentabilidad y 18% menos de productividad, entre otros indicadores.

La “experiencia COVID-19” ha puesto en evidencia la gran diferencia entre culturas corporativas positivas y de presión. Las primeras, ya en la crisis de 2008, lograron salir adelante antes y, ahora,
el guión parece seguir el mismo patrón.

Los empleados se sienten más identificados, comprometidos, dispuestos a dar el máximo para superar la situación.

¿Qué tipo de cultura tienes en tu organización?

Éste es un momento espléndido para ahondar en ese enfoque positivo si ya lo tienes, o cambiar hacia él si tu entorno empresarial es “tóxico” para tu equipo.

Según las investigaciones antes mencionadas, hay principios fundamentales que sostienen esa cultura corporativa positiva. En esencia son:

Crear vínculos de amistad entre compañeros

Los equipos más leales, unidos y productivos, son los que sienten que se cuidan, se interesan y comparten responsabilidades como si fuesen amigos. Esto es tan importante que, incluso, una investigación de la Universidad de California, comprobó que los ambientes de trabajo “tóxicos”, limitan la esperanza de vida.

¿Cómo hacerlo? Puedes fomentar actividades que relacionen al equipo de un modo diferente, que les dé oportunidad de comunicarse de forma distendida. Juegos que permitan descubrir facetas desconocidas de los compañeros y que puedan enseñarles algo a los demás, incluso teletrabajando puedes fomentar ese intercambio.

Steve Jobs, estaba obsesionado porque los personas de diferentes departamentos se interrelacionaran de un modo informal, en la cafetería, en espacios comunes, etc. porque decía que allí se producían conexiones innovadoras.

Apoyarse y comprenderse mutuamente

En otras palabras, desarrollar la empatía. Tú, como líder, tienes un rol fundamental para lograr esto. De hecho, tu actitud será determinante para contagiar a tu equipo.

Tener presente el propósito de la organización

Que todo el equipo tenga presente la razón de ser de tu organización y esté implicado y unido para alcanzar el objetivo común, resulta un pegamento que da cohesión y sentido a todo lo que se hace.

Evitar culparse y perdonar errores

“Él tiene la culpa”, “tú más”, “la responsabilidad es tuya”… La empresas que buscan permanentemente culpables y que un error termina siendo motivo de vergüenza, coartan las iniciativas que buscan innovar y provocan un miedo paralizante, “mejor me cayo y evito recibir palos”.

Es curioso que muchas de las empresas más innovadoras motivan a sus empleados a experimentar, participar y cometer errores si es necesario. Atreverse a proponer, aunque nos equivoquemos, abre puertas que estarían siempre cerradas si ni siquiera intentamos descubrirlas.

Generar un ambiente de respeto, gratitud, honestidad y confianza

Un entorno así, genera lealtad. De hecho, las empresas en las que no se respira este tipo de relación, sufren una rotación voluntaria del personal de casi el 50% más, con todos los problemas que eso conlleva. Las personas prefieren empresas positivas, incluso, están dispuestas a percibir menos a cambio de un ambiente laboral constructivo.

Inspiración recíproca

Todos los principios anteriores generan un espíritu en el que unos inspiran a otros provocando un círculo virtuoso, en el que se retroalimentan para lograr más innovación y progreso.
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Lo más difícil no es llevarlo a la práctica, es tomar la decisión de crear esa cultura corporativa positiva que lleve a la organización a un nuevo horizonte más alineado a los valores humanos que deben regir las empresas de esta nueva era, en la que hace unos años estamos inmersos. Podemos convertir la “experiencia COVID-19” en el punto de inflexión que nos impulse a ser mejores como organizaciones y como personas.

Carmen Salas
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