Open Rate Marketing: qué es y 5 consejos básicos para mejorarlo
Ya os hemos hablado sobre los mitos del eMail Marketing y de los principales objetivos que debes marcarte en tus campañas. Y hoy nos vamos a centrar en una estadística tan básica como poco trabajada por muchas marcas, el Open Rate Marketing.
Esta métrica es, básicamente, la tasa de aperturas que tienen nuestras campañas de eMail Marketing, hablando en porcentaje. Es decir, que se trata de un KPI básico para cualquier marca que esté generando campañas, y más allá de saber simplemente qué porcentaje representa, hoy vamos a ver cómo mejorarlo.
Pero antes de nada, dejemos claro que ratios son los que podemos considerar “normales” y qué es una buena tasa de Open Rate Marketing.
IMPORTANTE: Cada sector y cada producto pueden variar sus “tasas habituales”, por ello las cifras que mencionamos a continuación son rangos y no cifras exactas. Herramientas como Mailchimp nos facilitan una media de nuestro sector basado en los datos que la aplicación acumula de todos sus usuarios.
Las cifras aproximadas son:
- Menos de un 16%: Tasa muy baja, es necesario revisar nuestras acciones, la base de datos o incluso los contenidos enviados.
- Entre un 20 y un 40%: Es una buena tasa que, dependiendo del tamaño de la base de datos y de la cantidad de acciones que se lleven a cabo, pueden ser unas cifras más que suficientes.
- Más de un 40%: Son datos fantásticos y, generalmente difíciles de conseguir. Suele tratarse de nichos de mercado o bases de datos no muy grandes.
1. Cuida tu base de datos
Es fundamental tener totalmente trabajada tu base de datos para mantenerla depurada. Y además de eso, trabajar a fondo la segmentación. Uno de los peores errores que puedes cometer es realizar envíos masivos sin segmentar, ya que puedes acabar perdiendo suscriptores.
La segmentación más básica la conseguiremos con la información que consigamos de nuestros usuarios. Pero aún hay un nivel más que conseguiremos cuando realicemos varios envíos, y son datos como la tasa de aperturas de cada suscriptor o los temas de interés, en función de los correos que abra o no.
2. El quid de la cuestión. El campo: asunto
Puedes tener la mejor campaña de tu vida en criterios de diseño, adaptación y contenidos para tus usuarios. Pero si el campo asunto no les invita a abrir el mail, esa campaña nunca será vista.
Trata de ir al grano, sé original, emplea datos muy llamativos, información personalizada… Todo ello te ayudará a captar la atención de los suscriptores y que abran tus mails.
Y sobre todo, ten en cuenta que ellos también aprenden. Así que no repitas demasiado las mismas técnicas ni abuses del uso de su nombre o cosas parecidas. Hoy en día ya se conocen estas estrategias y pueden perder eficacia.
3. Revisa a los inactivos
En toda campaña siempre hay un porcentaje de inactivos, esto no es en sí mismo un problema. Pero si esos son siempre los mismos, entonces sí que debemos de preocuparnos. Registros antiguos, validaciones incompletas, correos que siempre llegan a Spam…
Es recomendable hacer limpiezas periódicas para evitar mantener esa tasa de usuarios “no válidos” para nuestros objetivos. Y con limpieza no hablamos de eliminar, sino de cambiar de lista a esos usuarios. Perder una información que nos ha costado mucho de conseguir es absurdo, y siempre se pueden intentar campañas de “recaptación” para esos suscriptores.
4. No vale cualquier momento para los envíos
Una parte de la segmentación hace referencia al momento exacto para enviarlo, qué día e incluso, a qué hora.
Por ejemplo, si tu empresa se dirige a directivos, hacer los envíos un lunes por la mañana no sería un buen momento. Por lo general, a primera hora de la semana suelen programar y organizar su agenda de la semana y estarán demasiado ocupados para ver los correos “poco urgentes”. Una vez más, conocer a fondo a tus usuarios es fundamental.
5. ¿Y qué vamos a comunicar?
Todos los tipos de campañas no son igual de efectivas con todos los usuarios. Incluso, dentro de un mismo segmento de usuarios, no todos están en la misma fase de conocimiento e interés en tus productos y/o servicios, por lo que la misma campaña no será igual de efectiva para unos que para otros.
Céntrate siempre en tu objetivo y evita que tu propio mail se convierta en una distracción para el usuario. Se trata de que sea rápido de ver y genere una acción concreta por su parte.
Si queremos vender algo habrá que dirigirle a nuestra tienda, y no marearlo con artículos o redes sociales. Mientras que si lo que queremos es informarle de algo en concreto, lo ideal será enfocarle en ese post dónde se lo explicamos todo, y no marearlo con más enlaces. Más vale un mail corto pero efectivo que uno muy cargado y difuso.
Son acciones muy simples y sencillas de poner en práctica, pero no todas las marcas se preocupan de ponerlas en práctica. Se trata de un pequeño paso para tu estrategia, pero un gran paso para tu marca.