4 nov'19

¿Por qué utilizar el neuromarketing para determinar un precio?

Si alguna vez te has preguntado cómo perciben los usuarios el precio y qué valores se asocian al producto en cuestión, hoy es tu día de suerte.

Los números no representan una mera cifra, cuando hablamos del precio de un producto o servicio debemos tener en cuenta que el entorno en el que nos encontramos otorga ciertos significados a esa cantidad y, que en muchos casos, puede determinar el éxito o el fracaso.

Por ello, debes en tener en cuenta qué quieres transmitir cuando estableces el precio de un producto.

Precios impares

A nuestro cerebro le pirran los números impares, sobre todo los acabados en 9 o 5, cuando los vemos automáticamente pensamos que se trata de un precio económico o una oferta.

La cuestión es que también los asociamos a productos de saldo o con una calidad inferior.

Precios “tramposos”

Alineados con la táctica anterior, están los precios “tramposos”. En este caso, reducimos o eliminamos el dígito de la izquierda para que no parezca tan caro.

Y es que nuestro cerebro percibe el precio en base a la primera cifra, es decir, cuando un producto cuesta 999€ nos va a parecer que, en realidad, su valor es de 900€, en vez de 1.000€, pese a estar mucho más cerca de la última cifra.

Precios redondeados o pares

Cuando nos enfrentamos a una compra y el precio del producto es par o redondeado percibimos que su valor es mayor, otorgándole los atributos de lujo, calidad, etc.

Además, las cifras redondas nos resultan más sencillas de procesar frente aquellas con diferentes dígitos y decimales.

Precios altos

Como ya vimos en el anterior artículo sobre precios, cuando son elevados se asocian a productos de calidad, lujo, con gran prestigio, etc.

Obviamente, la calidad del producto o servicio debe ir en consonancia con su precio, de lo contrario se pueden conseguir algunas ventas a corto plazo, pero no pasará de ahí.

Bola extra

Otras técnicas muy utilizadas, sobre todo, en los ecommerce tienen que ver con la forma en la que mostramos el precio total de la operación, por ejemplo, no mostrar los gastos de envío hasta el final de la operación o si hablamos de pagos financiados, mostrar el pago mensual en vez del total.

Por otro lado, están los precios de anclaje o relativos, que se utilizan en aquellas compras en las que tienes que elegir entre tres niveles o más de producto. Esto lo vemos muchísimo en los softwares o programas de suscripción.

Generalmente cuentan con una versión gratuita, una o dos estándar y otra Premium. En este caso, conviene poner primero el nivel Premium ya que anclará esa cifra en nuestro cerebro y percibiremos las otras como mucho más baratas, incentivando las compras de los niveles intermedios, que generalmente cuentan con unos menores costes y mejores márgenes.

Y como bola superextra, a la hora de aplicar descuentos, utiliza siempre cifras redondas, como un 10%, 25% o 50%, ya que son mucho más sencillas de calcular y generarán más ventas frente incluso a porcentajes mayores, como 13%, 27% o 56% respectivamente.

Pablo Sales
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